Las novelas antes y después de La Candidata.


El día de ayer domingo 13 de febrero la historia protagonizada por mi hermosa Silvia Navarro y el guapísimo Víctor González llegó a su fin, poniéndonos a todos sus seguidores los pelos de punta.
No cabe duda que La Candidata, teleserie producida por Giselle González, marcó un antes y un después en la historia de las telenovelas, no solo en la forma de contar una historia, sino en la producción, en la fotografía, en la dirección, y sobre todo en el contenido, al que me atrevería a decir, nunca antes visto en un producto de Televisa.

Tuve la oportunidad de estar con el elenco y la producción en la premier de la serie (ver video) y desde el capítulo uno supe que esto sería algo completamente diferente a lo que habíamos estado acostumbrados a ver. El reto era entonces mantener ese nivel y claro, ganar audiencia. Tres meses después y con la mano en la cintura puedo decir que ese reto se cumplió incluso por arriba de las expectativas.

Aquí pongo mis razones por las que digo que La candidata marcó un antes y un después en Televisa:

1.       Contenido
Nunca habíamos visto el tema de la política de esta manera. Una cruda realidad de corrupción, trata de blancas, drogadicción explícita, fuertes pero justificadas escenas de sexo, prostitución, narcotráfico, temática gay (incluso una escena de sexo gay), etc., en otros tiempos Televisa jamás habría pintado a un político de esta forma o daría al pueblo una idea de cómo es en realidad el poder en México o situar a un político gay. Hoy se atrevió y lo hizo de una forma bastante digna.

2.       Forma
Un 90 % de La Candidata cobró vida en locaciones padrísimas, en mansiones lujosas, en avenidas importantes, con escenas de acción, de amor, de suspenso… el otro restante lo hizo en uno de los foros de San Ángel sin esa sensación acartonada. La fotografía, la forma de grabar, la dirección de cámaras y de escena fueron hechas con técnicas de cine. Los actores no usaron nunca el apuntador; todo iba de memoria, lo que detona mi último punto: la actuación, que siempre fue fresca, genuina -aunque suene a contradicción- e intensa. Un gran elenco con una trayectoria impresionante dio vida a esta historia. Tanto la entrada como la salida de la novela junto con sus respectivos temas musicales fueron originales e interesantes. No se necesitó al cantante de moda para darles importancia, por ejemplo. Y ni qué decir de la duración de la serie: solo 60 capítulos (tres meses) bastaron para inmiscuirnos en esta gran serie.




3.       Historia
Claro que va de la mano con el contenido, sin embargo, la narrativa sí es una transición de una telenovela a una serie. Tiene una buena mezcla de ambos formatos. Es una historial ágil y original que en cada capítulo siempre hubo el factor sorpresa. Debo confesar que predecir el final no fue tan sencillo como lo es siempre en una telenovela tradicional. La psicología de los personajes abarcaba esa escala de grises del ser humano: ni todos blancos, ni todos negros.



4.       El final
Me quedé helado cuando se confirmó la muerte del galán de la historia, Gerardo Martínez, en un fuego cruzado. Nunca Televisa había matado a ninguno de sus dos protagonistas en un final. Muchísimo suspenso y acción en todo el capítulo. Esa tensión cuando Regina (una protagonista inteligente, sagaz, con carácter, que no necesitaba al personaje masculino para avanzar o validarse) se entera que Escalante, su benefactor, financiaba su campaña con dinero del narco, fue deliciosa. Los últimos dos minutos (ver video) son inspiradores pues plantea la posibilidad de que un político que esté hecho de una sola pieza pueda llegar a la presidencia con todo y lo que esto implica, y más si se trata de una mujer. Además, el escritor, Leonardo Bechini, nos dejó unos interesantes cabos sueltos muy bien preparados para detonar una segunda temporada… esa toma del final con la presidenta en la mira uff, buenaza… ¡Ojalá que sí!


Me gustó mucho el final de cada personaje porque hubo justicia detrás de cada uno más allá del castigo del bien y del mal. ¿Qué me dicen de los valores de las mujeres, de su papel en las altas y en las más bajas esferas de este país, de la violencia de género sin importar el estatus social, de su capacidad y desempeño en la política?
¿Ahora me explico mejor cuando digo que La Candidata es otro pedo, qué trata a la audiencia con respeto, qué se pueden hacer bien las cosas, diferentes y originales, qué se puede competir contra Netflix?

Por eso digo que a partir de ahora las telenovelas o teleseries serán antes y después de La Candidata. Ojalá que Televisa aprenda y siga produciendo este tipo de historias y nosotros televidentes aprendamos a recibirlos como lo que son: una nueva forma de contar historias en la televisión abierta en México. ¡Felicidades a toda la producción!


*Convivir con Silvia Navarro es la onda.










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